La bioeconomía circular se perfila como una de las grandes estrategias para que Europa avance hacia un modelo más sostenible, resiliente y menos dependiente del exterior, según un informe de la Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA). Este organismo alerta de que «los países europeos generan solo la mitad de la biocapacidad necesaria para sostener su consumo actual» y que su «huella ambiental sigue siendo elevada, en gran parte por la importación de materias primas y productos clave».
Según el estudio “Oportunidades para la innovación en la bioeconomía”, los países europeos generan solo la mitad de la biocapacidad necesaria para sostener su consumo actual.
En este contexto, se pone en evidencia «la urgencia de avanzar hacia un uso más eficiente, circular y local de los recursos biológicos, aprovechando al máximo el potencial de residuos agrícolas, subproductos industriales o alimentos desechados», subraya el estudio ‘Oportunidades para la innovación en la bioeconomía’.
El valor de lo local, circular y sostenible
El informe identifica múltiples ejemplos de innovaciones ‘bio-basadas’ capaces de sustituir materiales de origen fósil por alternativas sostenibles, muchas de ellas derivadas de residuos agrícolas, como cáscaras, rastrojos o sobras del procesamiento de alimentos. Este tipo de biomasa tiene, además, un enorme potencial para convertirse en materia prima para sectores industriales, como la construcción, la alimentación o el textil.
Esta transformación no solo permitiría reducir el impacto ambiental, sino también reforzar la soberanía material de Europa, reducir su dependencia de recursos importados y fomentar un tejido económico más innovador, basado en la valorización de los recursos locales.
Casi el 30% de las presiones ambientales y climáticas en Europa provienen de solo cinco sectores: construcción, hostelería y restauración, alimentación, transporte y comercio. En particular, la construcción destaca como el sector con mayor huella de carbono y forestal, debido al volumen de materiales necesarios y las emisiones vinculadas a sus cadenas de suministro, muchas veces invisibles por producirse fuera de la UE.
Ante esta realidad, la AEMA insiste en que es necesario impulsar un enfoque sistémico para la bioeconomía, integrando criterios de sostenibilidad, circularidad, gobernanza responsable y protección de la biodiversidad.
Este informe llega en un momento clave, ya que se prevé una actualización de la Estrategia Europea de Bioeconomía, en consonancia con los objetivos del Pacto Verde Europeo. La bioeconomía circular no es solo una oportunidad: es una necesidad para construir un futuro próspero dentro de los límites del planeta.
Más información y acceso al informe ‘Opportunities for innovation in the bioeconomy’, en este link.