La economía circular es cada vez más reconocida por el sector financiero como una oportunidad de creación de valor que cumple con los objetivos relacionados con el clima y otros desafíos globales. En concreto, y además de contribuir a cumplir con las políticas de sostenibilidad, las estrategias de economía circular pueden reducir el riesgo de las inversiones e impulsar una mayor rentabilidad para los inversores y las instituciones financieras, según el libro blanco publicado por la Fundación Ellen MacArthur en colaboración con la Universidad Bocconi e Intesa Sanpaolo.
En concreto, el análisis de la Universidad Bocconi, realizado con 222 empresas europeas que cotizan en bolsa, correspondientes a 14 sectores de la economía, muestra que «cuanto mayor es la circularidad de una empresa, menor es su riesgo de impago de la deuda y mayor es la rentabilidad ajustada al riesgo de sus acciones».
La constatación de estos impactos, en función de análisis objetivos, está propiciando que la economía circular se convierta en uno de los criterios estratégicos al tomar decisiones de financiación e inversión, tanto por parte de grupos bancarios, como de inversores institucionales -fondos de inversión y planes de pensiones-, aseguradoras, entidades de capital riesgo o business angels.
El documento ‘La economía circular como estrategia de reducción del riesgo e impulsora de una mayor rentabilidad ajustada al riesgo’ revela cómo las estrategias de economía circular contribuyen a «desvincular el crecimiento económico del consumo de recursos, diversificar los modelos de negocio y permitir a las empresas anticiparse mejor a una normativa más estricta y a los cambios en las preferencias de los clientes».
Además, la integración de los principios de la economía circular también reduce la exposición a las interrupciones de la cadena de suministro y la volatilidad de los precios de los recursos.
Estos resultados se han traducido en un creciente flujo de capital hacia empresas y proyectos centrados en la economía circular. Muestra de ello es que el número de fondos de inversión que toman en cuenta estas estrategias se ha multiplicado exponencialmente, pasando de dos a trece en tres años -incluidos fondos de instituciones líderes, como BlackRock, BNP Paribas, Credit Suisse y Goldman Sachs-. Aún más significativo es que os activos bajo gestión superan ya los 8.000 millones de dólares, 26 veces más que en diciembre de 2019.
También se ha producido un gran salto en el mercado de deuda, con la emisión de más de 35 bonos corporativos y bonos soberanos para financiar actividades o compañías que trabajan en la economía circular desde 2019.
Prioridad estratégica
En este contexto, el libro blanco recomienda a entidades financieras y de inversión avanzar en cuatro líneas:
1. Establecer la economía circular como una prioridad estratégica.
2. Innovar en los productos financieros y adoptar las políticas de crédito y estrategias de préstamo proactivas, aplicando criterios de economía circular.
3. Apoyar activamente el desarrollo del mercado de la economía circular, con flujos de financiación e inversión.
4. Explorar la integración de la economía circular en los modelos de riesgo.
