Una de las líneas estratégicas en economía circular es el desarrollo de nuevos materiales más sostenibles, que permitan sustituir a aquellos que generan graves problemas medioambientales, como el plástico. Entre las principales acciones, está la investigación de biomateriales, que está arrojando interesantes resultados y propuestas.

De la aceituna sabemos muchas cosas. Por ejemplo, que es un maravilloso aperitivo para combinar con una refrescante cerveza o que, bien exprimida, su jugo es oro líquido para nuestra gastronomía. Lo que no sabíamos es que con el hueso de una aceituna podemos conseguir materiales similares al plástico o la madera, con un sinfín de aplicaciones y posibilidades.

De transformar el hueso de una aceituna a una pieza de mobiliario resistente hay un proceso circular que el arquitecto valenciano Joseán Vilar y la diseñadora brasileña Silvana Catazine, fundadores de Naifactory, han recorrido. Su historia arranca en el norte de Brasil, donde vivían en conexión con la naturaleza y, en especial, con los árboles, lo que les llevó a dirigir sus caminos profesionales a la innovación con materiales sostenibles. La inspiración durante una comida en un restaurante les llevó a experimentar con los huesos de la aceituna.

Su proyecto estrella, del que nos hablan y muestran en este vídeo podcast, se llama Reolivar y consiste en buscarle todas las posibilidades y recorridos al hueso de aceituna. Silvana y Joseán subrayan que “se trata de un material respetuoso con el medio ambiente y que es biodegradable”. Aunque, si el uso final que se le quiere dar no es efímero, existen procesos que permiten su permanencia en el tiempo. Sus creadores lo han definido como una “madera moldeable”, con múltiples aplicaciones en diferentes sectores.

Joseán y Silvana empezaron pensando en aplicaciones para el sector del juguete, donde el plástico está muy extendido, y, además, los productos tienen un tiempo limitado de uso. Allí decidieron realizar sus primeras aplicaciones con los huesos de las aceitunas molidos, consiguiendo un efecto similar al del plástico, pues a altas temperaturas es un material moldeable. De hecho, explican que, «si un juguete está realizado con hueso de aceituna, una vez acabado su uso, se puede reciclar y convertir en otra cosa”.

Otros sectores, como el del packaging, el mobiliario o el de cosmética, ya han mostrado interés en trabajar con huesos de aceituna. De hecho, “en estado pastoso, funciona como un pegamento o un cemento”, aseguran, lo que abre las puertas a muchos otros sectores.

La accesibilidad y potencial de este biomaterial ha hecho que el proyecto centre la atención de los medios, como El Mundo, que le dedicó un amplio reportaje en Actualidad Económica.

Reolivar es un ejemplo de economía circular en mayúsculas, que, sin duda, nos hará mirar los huesos de aceituna de otra manera.